martes, 28 de junio de 2011

Los apegos

"Debo contener a las presencias que rondan por estos cuartos y escaleras estrechas. Las rodearé con barras, muros y cercas electrificadas, y rezaré para que nunca se liberen. Soy la novia del dragón, el hijo de la viuda. Alas de cuero me cubren. Ya veo la virtud de la locura, pues este país no conoce ninguna ley o atadura. Compadezco a las pobres sombras, encerradas en esa prisión Euclidiana que es la cordura."


El cambio es fundamental para la evolución y el crecimiento.

Para el budismo, estar dominado por los apegos (que pueden ser cosas materiales e incluso a personas) es fuente de sufrimiento y, por lo tanto, hay que eliminar los apegos. Lo que el budismo intenta decir es que hay que evitar apegarse a las cosas que provocan sufrimiento o hacerlo de forma que produzcan sufrimiento.
 
Cuando sentimos apego nos volvemos dependientes de una persona, de un evento, de una circunstancia, como una seguridad exterior, no como un punto de apoyo interior. El apego no solo es la dependencia de otro, el apego siempre es la dependencia de un sentimiento. Los apegos se dan en el campo emocional.
Si no se consigue el objeto del apego, origina infelicidad, y si se lo consigue solo produce un instante de placer seguido de la preocupación y el temor de perderlo.

De tal manera que la mejor manera de unirse es, paradójicamente, liberarse. La mejor manera de encontrarse es desaparecerse. La mejor manera de no rechazarme es, paradójicamente, aceptarme a mí mismo.

Para los estoicos aquello que tiene valor es aquello que no te pueden quitar otras personas, viviendo la realidad solo en el presente y no preocuparnos por el pasado ni el futuro, lo cual no significa falta de disfrute, sino apreciar  lo que se tiene en el momento presente, y no añorarlo cuando no esta.




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